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El término bioplástico se refiere a los polímeros que provienen de fuentes renovables naturales, como son los almidones de maíz o de caña de azúcar y otras fuentes. Algunos bioplásticos pueden biodegradables o compostables. Sin embargo, hay que diferenciar que los materiales bioplásticos y biodegradables no son sinónimos. Si un producto plástico es biodegradable o no, no depende de la materia prima, sino de la estructura química del plástico.
La Universidad de Lund, en Suecia, está realizando experimentos con un nuevo biopoliester que al parecer es más durable el PET y que otros bioplásticos.
Este trabajo empezó a desarrollarse hace cuatro años y, actualmente, el equipo de investigación se encuentra experimentando con distintos tipos de fórmulas de bioplástico para probar características como resistencia o elasticidad.
En el CIQA desarrollaron un proceso de extrusión reactiva, mediante la termoplastificación in situ, en el que se logró modificar el almidón de una manera eficiente, rápida, con uso limitado de solventes, menor gasto energético y a escala semi-industrial.
Conozca tres factores esenciales en el procesamiento del ácido poliláctico (PLA): cristalinidad, humedad y temperatura. Explore también qué variables de proceso son clave para la obtención de productos de alta calidad.
Las mezclas realizadas por los estudiantes del Tec para desarrollar el bioplástico con base de tapioca son muy versátiles y permiten ajustar su dureza y resistencia.
Es un biopolímero fabricado con residuos orgánicos como el almidón de la cáscara de la papa y la fécula de maíz.
Estudiantes del Tec crearon un biopolímero resistente y flexible a partir de la cáscara de mango.
Según Oliver Buchholz, de European Bioplastics, los envases lideran el ranking en el uso de bioplásticos, aunque las aplicaciones en otros sectores como el textil, la agricultura, el automotor o la construcción, se abren paso.
Durante el Sustainability Experience Day, celebrado en México, Dow destacó sus soluciones sostenibles para el segmento de cuidado personal.
Alumnos del Tecnológico de Monterrey han convertido los desechos de naranja en materia prima en la producción de plásticos, un método que podría convertirse en la base de una nueva industria nacional que impulse el desarrollo de comunidades marginadas.