Los plásticos en el ambiente desde un pensamiento de ciclo de vida
¿Que implicaciones sustentables se deben considerar en el reciclado o en la degradación de los plásticos? ¿Cuál es el estatus actual de las regulaciones y la infraestructura para el tratamiento sustentable de los plásticos?
Sin duda, en los tiempos actuales, la participación de los plásticos dentro del entorno ambiental y legal, ha generado una gran polémica, atribuida a la gran diversidad de aplicaciones de estos, sus bondades técnicas y económicas en particular en el sector del empaque, además de las elevadas cantidades de productos residuales, particularmente en el caso de los plásticos denominados como de un solo uso.
Creo, sin embargo, que los materiales plásticos han sido sometidos a un juicio altamente crítico y negativo, ya que los principales causantes de su efecto contaminante es atribuible principalmente a la acción de todos los usuarios finales, es decir, a mí, a usted y a todos aquellos que no tenemos una cultura y educación del manejo adecuado de los residuos generados, sean de plásticos o cualquier otro tipo de material que generalmente poseen alto valor agregado antes de ser mezclado indiscriminadamente con otros materiales; sin que por ello se les libere a los plásticos de la carga ambiental que poseen al tener su origen en un material de tipo fósil como es el petróleo.
Adicionalmente, a nivel nacional los plásticos de un solo uso (bolsas, popotes, vasos y platos desechables etc.) enfrentan fuertes restricciones y prohibiciones de diferente índole dependiendo de la entidad federativa en que se promulgue, observándose que en la mayoría de los casos son reformas de ley con un soporte técnico débil. Encontrando planteamientos contradictorios y no bien redactados, como se aprecia en los siguientes ejemplos:
“Prohibición y eliminación del uso de bolsas y popotes de plástico, indicando en clausulas posteriores, Verificar que las bolsas de plástico cumplan con los criterios sustentables de reducción, reciclaje y reutilización, garantizando la disminución del impacto ambiental.”
Quedando anulado en la misma ley la prohibición ya que todas las bolsas plásticas convencionales o actuales pueden reutilizarse o reciclarse.
“Prohibición y eliminación del uso de bolsas, con la salvedad de aquellas que contengan un 30% de reciclado”.
En este caso el indicador de medición, no es medible ya que actualmente no se cuenta con la tecnología para poder determinar el contenido de reciclado, donde el parámetro medidor tendría que ser determinado por la pérdida o el porcentaje de retención de alguna propiedad mecánica como puede ser la resistencia tensil.
Adicionalmente, complicando aún más la situación de los plásticos, no se cuenta a nivel nacional con los procedimientos o protocolos estandarizados que puedan permitir, monitorear, cuantificar y validar la calidad de los materiales sutentables (reciclados, reutilizados, biodegradables etc).
Por otro lado, a medida que ha crecido la preocupación y las presiones ambientales por las grandes cantidades de plásticos residuales ocasionadas por un manejo irresponsable de los materiales al final de su vida útil, y de la falta de implementación de metodologías integradas entre los principales componentes de la cadena productiva (transformadores, recicladores usuarios), que promuevan un reciclado de calidad; ha aumentado el interés en el desarrollo y comercialización de polímeros con “etiqueta verdes", que promueven principalmente la búsqueda de la degradación de los materiales apoyándose en diferentes mecanismos principalmente como la oxodegradabilidad y la biodegradabilidad, que proporcionan ventajas potenciales en términos de sustentabilidad y no dependencia de los combustibles fósiles así como una reducción de la huella de carbono.
Sin embargo, en medio de toda percepción positiva, hay un intenso debate complejo y confuso, ya que no solo por el hecho de que un material sea biodegradable no significa necesariamente que sea compostable. No todos los plásticos hechos de materias primas renovables, conocidos como bioplásticos, son biodegradables. Y a la inversa, no todos los plásticos biodegradables están hechos de materias primas renovables (como se puede apreciar en el siguiente esquema).
No todos los plásticos biodegradables están hechos de materias primas renovables.
Por ello el término bioplástico se refiere al origen biológico de un plástico o a su carácter biodegradable. Por ello los materiales bioplásticos y biodegradables no son sinónimos.
Si un producto plástico es biodegradable o no, no depende de la materia prima, sino de la estructura química del plástico.
Al mismo tiempo, los bioplásticos enfrentan desafíos críticos antes de lograr una penetración de mercado a gran escala.
- Tiene un mayor costo que los plásticos convencionales (podrían ser de 2 a 4 veces más costosos, dependiendo del producto)
- La tecnología aún está evolucionando, y por lo tanto hay incertidumbre en las tecnologías y procesos.
- El período posterior a la aplicación de los bioplásticos y las opciones de fin de vida útil aun presentan margen de inseguridad.
- El proceso de degradación no es instantáneo ni inmediato, ya que implica una combinación de factores clave para que se pueda llevar acabo, como sería un sistema de composteo con las características apropiadas de temperatura, humedad y de la presencia de microorganismos indicados
- A nivel nacional no se cuenta con una infraestructura de sistemas de composta a nivel industrial y comercial que pueda soportar la biodegradación de los materiales utilizados en el sector del empaque.
La metodología de pensamiento de ciclo de vida, conduce el desarrollo de los procesos productivos más allá del enfoque tradicional solo sobre el control de las etapas de producción y de fabricación, para incluir y complementar con el monitoreo y evaluación de los impactos ambientales, sociales y económicos de un producto a lo largo de todo su ciclo de vida. Los principales objetivos de la metodología de ciclo de vida, son reducir el uso de los recursos y las emisiones al medio ambiente de un producto, así como mejorar su desempeño socioeconómico a lo largo de su ciclo de vida.
El ciclo de vida del producto se compone de manera integrada por las diversas etapas constitutivas, que puede comenzar con la extracción y suministro de materias primas de los recursos naturales, la generación de energía y el procesamiento del producto. Seguido por las etapas de producción, envasado, la distribución, el uso, el mantenimiento y, por último, la reutilización, re manufactura, reciclado, recuperación o la eliminación final.
Ciclo de vida del producto.
En cada etapa del ciclo de vida deberá de evaluarse las entradas de materiales o recursos naturales y de energía, así como las salidas de subproductos y/o productos, emisiones y residuos, buscando generar la posibilidad de reducir el consumo de recursos y mejorar el rendimiento de los productos.
El análisis del ciclo de vida es un método para analizar procesos de fabricación, productos y servicios, que favorece el estudio de sistemas desde un punto de vista global. La única forma de estudiar completamente los sistemas de producción es examinar paso a paso su desempeño, es decir, la ruta que cubren las materias primas a través de todos los procesos de transformación y transporte hasta el tratamiento final. Este enfoque se denomina “desde la cuna hasta la tumba”.
El papel de LCA es esencial para identificar los procesos de fabricación que tienen el mayor impacto ambiental y para indicar las opciones de mejora con el fin de maximizar los efectos positivos y reducir al mínimo los efectos negativos sobre el medio ambiente.
Tomando como ejemplo de estudio y sin haber sido evaluado cuantitativamente, el caso de los empaques para productos lácteos (contenedores, bolsas o envases), generalmente el material plástico es desechado sin ser previamente separado y clasificado, pudiendo con ello haber facilitado su reciclado de calidad. Por su baja densidad y ligereza el material plástico es fácilmente atribuible a un impacto negativo, principalmente por su carácter visual.
Sin embargo, si nos detenemos a analizar con un pensamiento de ciclo de vida la secuencia de las etapas que implica la elaboración del producto lácteo implica un alto requerimiento de refrigeración durante el almacenamiento de las materias primas, de los productos terminados aun en la fábrica; el enfriamiento durante el almacenamiento en el centro de distribución, en los centros comerciales o pequeños establecimientos antes de llegar al consumidor. Una vez ya en casa del usuario final la última etapa de refrigeración antes de ser consumido. Implicando una alta demanda de energía eléctrica que a su vez implica, un elevado consumo de combustible fósil y consecuentemente un mayor impacto en la generación de gases invernadero. Impacto negativo que pasa de manera inapreciable por no tratarse de un parámetro visible o tangible.
Por ello cualquier cambio en los nuevos empaques para alimentos pueden llevar a consecuencias no deseadas, como un mayor desperdicio de alimentos, implicaciones para la seguridad y una creciente demanda de recursos naturales con costos sociales y ambientales asociados. Así es fundamental contar con una visión sistémica del empaque para garantizar que la innovación del plástico y el empaque nos lleven a resultados más sostenibles.
Sobre los autores
MC. Adrián Méndez Prieto. Agradecimientos:
Ing. Rodrigo Cedillo García, L.C.Q María Concepción, LSC. Daniel
Alejandro Alvarado Medrano, Quim. Rosario Rangel. * Contacto: *MC.
Adrián Méndez Prieto. Centro de Investigación en Química Aplicada.
Dpto. Procesos de Transformación de Plásticos. Blvd. Enrique Reyna H.
140 Saltillo, Coahuila. México. CP 25294. Tel. +52 844 438 98 30 Ext. 1312
adrián.méndez@ciqa.edu.mx
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