Crean bioplástico a partir de cáscaras de naranja
Alumnos del Tecnológico de Monterrey han convertido los desechos de naranja en materia prima en la producción de plásticos, un método que podría convertirse en la base de una nueva industria nacional que impulse el desarrollo de comunidades marginadas.
Giselle Mendoza Rocha, estudiante de Economía del Tec en Monterrey, con el apoyo de investigadores en biotecnología, ha logrado obtener en laboratorio un material derivado de la naranja que podría ser utilizado como materia prima en la fabricación de vasos.
“Nuestro material tiene un sinfín de aplicaciones, tanto textiles como para la industria de productos de envase y embalaje”, aseguró Mendoza Rocha.
Otra aplicación de este biomaterial que se vislumbra en un futuro es de tipo médico y podría ser clave en el tratamiento de personas que han sufrido lesiones en la piel.
“Uno de los aspectos más interesantes es que también tiene potencial para una aplicación biomédica, la cual puede servir para el tratamiento de heridas y quemaduras, con lo cual también se estaría también revolucionando esa industria en que sólo se usan materiales sintéticos que causan molestia en los pacientes heridos”, explicó la estudiante.
La preservación y la restauración de documentos históricos es la última aplicación que, aunque aún no se desarrolla en el laboratorio, es completamente viable. El biopolímero, dado que es flexible y transparente, podría producirse en forma de resina protectora de material bibliográfico.
La joven, de 20 años de edad, quién también está becada en el Tec de Monterrey por el programa Líderes del Mañana, comenta que en la industria se aprovecha entre 45 y 60% de la naranja, y los desechos causan problemas hasta de salud. “Cuando los residuos orgánicos se acumulan, generan gases que causan enfermedades respiratorias en las comunidades que están cerca de empresas jugueras”.
Además del aprovechamiento de residuos y la protección ambiental, el proyecto de Mendoza está enmarcado en un hecho muy relevante: México es el quinto mayor productor de naranja a nivel mundial. Esto confiere al país un potencial enorme en el desarrollo de la tecnología de biomateriales basados en dicha fruta.
“Estamos preparándonos para replicar este prototipo de laboratorio a nivel industrial con una planta piloto y, posteriormente, hacer un convenio con un primer cliente que requiera una producción grande. Pensamos que arrancaremos el 2018 con el desarrollo del proyecto a nivel industrial, por medio de alianzas con empresarios del plástico”, dijo Mendoza.
De llegarse a cristalizar el proyecto, sería una ventana de oportunidad para crear más empleos y revalorar la naranja. Seguramente, dice Mendoza, los agricultores podrían vender a mayor precio esta fruta.
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