Una de las preguntas desde los tiempos de nuestros antepasados y que hoy sigue vigente ha sido qué fue primero, ¿el huevo o la gallina? Afortunadamente, como no es tema central de la presente discusión tratar de resolver dicho interrogante, trataremos de centrarnos en analizar la siguiente cuestión: ¿qué tipo de residuo tiene un mayor impacto ambiental negativo, los desperdicios de alimentos o los residuos de empaques plásticos para la conservación de alimentos?
El desperdicio de alimentos es un importante problema ambiental, económico y social. Reducir el desperdicio de alimentos es una forma significativa de disminuir los costos de producción y aumentar la eficiencia del sistema alimentario, de mejorar la seguridad alimentaria y la nutrición, y de contribuir a un sistema alimentario más ambientalmente sostenible (Organización para la Alimentación y la Agricultura, 2019).
De acuerdo con el reporte del Índice de Desperdicios de Alimentos de 2021 de la UNEP (Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente), la cantidad de alimentos que se producen pero no se comen, tiene efectos negativos desde los puntos de vista social y económico, pero también ambiental: las estimaciones sugieren que entre 8 % y 10 % de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero están asociadas con alimentos que no se consumen.
Los empaques frecuentemente son considerados un impacto negativo en el medioambiente. Sin embargo, los empaques pueden proteger los alimentos, prolongar su vida útil y reducir el impacto ambiental de un producto al disminuir el desperdicio de alimentos.
Crédito: Envato Elements.
Por otra parte, los empaques frecuentemente son considerados un impacto negativo en el medioambiente. Permanecen una vez consumido el producto y el cliente tiene que desecharlos o reciclarlos. Sin embargo, los empaques pueden proteger los alimentos, prolongar su vida útil y reducir el impacto ambiental de un producto al disminuir el desperdicio de alimentos.
En términos generales, el empaque de alimentos puede ayudar a reducir el desperdicio de alimentos en el hogar al extender la vida útil de estos productos, facilitar su transporte y almacenamiento, comunicar la mejor manera de usarlos y almacenarlos, ayudar a los hogares a usar etiquetas de fecha para administrar mejor sus alimentos, y frenar la degradación de frutas y verduras mínimamente procesadas.
Asimismo, podemos encontrar sistemas de empaque o envasado con un menor impacto ambiental, como pudiera ser un empaque monocapa y monomaterial que genere, a su vez, un alto desperdicio de alimentos por no brindar las condiciones adecuadas de barrera y protección a su contenido; o bien un sistema de empaque con un mayor impacto ambiental, como un empaque coextruido y multimaterial que ofrece mayor protección física y química del producto, por ejemplo, la protección contra oxígeno, agua y otros agentes ambientales, que reduce de manera más eficiente el desperdicio de alimentos, pero que a su vez exige un más complejo tratamiento de reciclado o recuperación del material residual al final de su vida útil.
Así pues, frente a la necesidad de identificar si mi proceso o productos tienen menor o mayor impacto ambiental que los de la competencia, o ante el requerimiento de conocer cuál de las diversas materias primas que utilizo pueda ser comparativamente la opción más amigable con el ambiente, se presenta el Análisis de Ciclo de Vida (ACV), como una herramienta alternativa de solución.
Las evaluaciones del ciclo de vida son estudios científicos que registran el impacto ambiental potencial de un producto, desde su abastecimiento hasta el final de su vida útil. El ACV considera mediciones como las emisiones de gases de efecto invernadero y el consumo de energía, lo que les permite a las empresas y a los consumidores comprender mejor cómo elegir productos que se alineen con los objetivos ambientales.
El ACV brinda un análisis objetivo de los plásticos y materiales alternativos para ayudar a comprender los beneficios y desventajas ambientales de cada material; además, puede funcionar como una herramienta cuantitativa para medir el desempeño ambiental de diferentes productos y procesos a lo largo de su vida, y proporciona una metodología replicable y rigurosa con el fin de evaluar varias medidas ambientales prioritarias para el sector del empaque de los plásticos.
El ACV ambiental es el cálculo y la evaluación de las entradas y salidas ambientalmente relevantes y de los impactos ambientales potenciales en cada etapa del ciclo de vida (extracción, producción, uso y utilización posterior de las materias primas, gestión de residuos o reciclaje), de un producto, material o servicio, como se aprecia en el siguiente esquema.
Análisis del ciclo de vida.
Las fases principales de un análisis de ciclo de vida se pueden concretar en los siguientes puntos:
Definición de objetivo y alcance. Debe haber una razón clara para realizar el ACV y una definición exacta de la forma como los resultados se comunicarán interna y externamente. La fase de objetivos y alcance determina:
- Qué procesos o etapas se incluirán.
- Qué preocupaciones ambientales correlacionadas con el empaque analizado se analizarán.
- Qué bien económico o social proporciona el empaque en cuestión
- Cómo se abordarán cuestiones técnicas que puedan surgir.
La fase de objetivos y alcance es importante porque garantiza la coherencia a lo largo de la evaluación. Durante la fase de alcance es vital documentar qué ruta tomará el empaque (con el producto) durante su vida útil, desde las materias primas hasta la recuperación.
Análisis de inventario. La fase de inventario del ciclo de vida es la fase de recopilación de información de todas las entradas y salidas ambientales para todas las partes del sistema del producto que se examina. La fase de inventario del ciclo de vida incluye:
Entradas: materiales, energía, químicos
Salidas: emisiones de aire, emisiones de agua, residuo sólido
Involucra una modelación del sistema del producto, colección de datos y la verificación de datos para las entradas y salidas de todas las partes del producto.
Evaluación del impacto. Durante esta etapa, los datos del inventario se convierten en indicadores para cada categoría de impacto. En esta fase se determinan los parámetros que permitan hacer comparaciones entre diversos empaques.
Las categorías de la evaluación del impacto del ciclo de vida pueden incluir: calentamiento global, agotamiento del ozono, contaminación, acidificación, eutrofización, toxicidad humana y ecotoxicidad, entre otros.
Interpretación. Esta fase implica el análisis de los datos de impacto y una revisión crítica, una determinación de cómo se compartirán los datos y una presentación de los resultados a las partes interesadas.
Propuestas de mejora. Aquí aparecen los resultados de la interpretación en acción para realizar mejoras en el empaque.
El empaque es un tema de LCA estudiado frecuentemente, ya sea como parte de un sistema de producto o por sí solo, para permitir que un fabricante comprenda las compensaciones de diseño o comunique el desempeño ambiental. El impacto ambiental reviste particular preocupación, ya que los consumidores y minoristas a menudo perciben el empaque como un desecho.
Las principales etapas del ciclo de vida de los empaques se pueden resumir como se muestra en el esquema:
- Producción de materias primas. Los fabricantes de empaques plásticos utilizan diversas materias primas, tanto materiales vírgenes como reciclados; plásticos biobasados; combinaciones con otros materiales, como aluminio o papel; aditivos que les otorgan a los plásticos propiedades fisicomecánicas o químicas específicas. Las materias primas utilizadas, tanto los plásticos base como los aditivos, le proporcionan al empaque las funcionalidades necesarias a lo largo de su ciclo de vida.
- Fabricación de empaque. Entre los procesos de transformación y decoración utilizados para la fabricación de los empaques se cuenta con el moldeo por inyección soplado y extrusión soplado de envases, termorformado, extrusión de película tanto plana como soplada, etc.
- Empaque de productos. Se utiliza para envasar productos: alimentos, bebidas, cosméticos, detergentes, ingredientes, materiales, etc. Tiene que cumplir con las funciones de ofrecer conservación, protección, información, facilidad del uso, etc., del producto contenido.
- Distribución y comercialización de productos. Los productos empacados siguen diferentes esquemas logísticos antes de ser puestos en el mercado a través de varios canales de distribución: circuitos cortos, gran distribución, exportación.
- Consumo o uso de productos. En esta etapa del ciclo de vida del empaque sigue teniendo importancia el adaptarse a la forma de consumo o uso de los productos: en una sola exhibición o en varias ocasiones, etc.
- Recolección y selección de empaques. Una vez consumido o utilizado el producto, los empaques, tanto envases rígidos como empaques flexibles, son recogidos y clasificados por el acopiador o reciclador.
- Reutilización. Algunos envases, cajas o bolsas de plástico pueden reutilizarse para proporcionar una mayor circularidad al empaque.
- Reciclado. Tanto los envases de PET, PE o PP, como los empaques flexibles de algún tipo de poliolefina cuentan con una infraestructura más establecida y con el mayor grado de reciclaje que el resto de los materiales plásticos.
- Compostaje. Los envases de plástico biodegradable, como es el caso de bolsas o películas biodegradables, se pueden compostar en instalaciones industriales o domésticas.
- Recuperación de energía. Cuando los envases de plástico no se pueden reutilizar ni reciclar, se pueden utilizar para producir energía en instalaciones de recuperación de energía.
Sobre el autor
MC. Adrián Méndez Prieto.
Ingeniero Químico, con maestría en tecnología de polímeros y experiencia en investigación y desarrollo por más de 25 años en temas de procesamiento y sustentabilidad de plásticos, PET, polietileno, reciclado, biodegradación, análisis de ciclo de vida, economía circular etc. Contacto: amendezp12@gmail.com
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