La verdad sobre los envases y empaques plásticos: beneficios y desafíos
¿Más plásticos que peces en el mar? Descubra la verdadera historia de los plásticos, su reciclaje, gestión e impacto ambiental desde una perspectiva técnica.
Ante la creciente preocupación de qué hacer con los plásticos una vez utilizados hay dos caminos: culpar al otro o buscar soluciones y trabajar en ellas.
Al analizar la información que escuchamos a diario sobre los plásticos, casi siempre aparece esta afirmación común: en 2050 habrá más plásticos que peces en el mar. Jaime Torres, director de comunicación de ECOCE, reflexionó sobre esta creencia popular en el webinar “Mitos y realidades sobre los envases y empaques plásticos”, organizado por Plastics Technology México y su evento Plastics Recycling LATAM®, y cuestionó no solo la base matemática de tal afirmación, sino su intención subyacente: generar alerta.
“Para saber cuántos plásticos va a haber, necesitamos saber también cuántos peces habrá en el mar. ¿Cómo es que sacaron este número?” Esta proclamación, según Torres, busca despertar conciencia, señalando la urgencia de gestionar el consumo y desecho de plásticos para evitar su acumulación en cuerpos acuáticos.
Lo cierto, señala, es que cada individuo es pieza crucial en la ecuación. Quien no contribuye a la solución, persiste en ser parte del problema. Por ello, en su presentación ahondó en los mitos que condenan a los envases y empaques plásticos, y los confrontó con la realidad basada en datos técnicos reales. ¿Realmente son tan nocivos los plásticos, o es nuestra relación con ellos lo que necesita revisión? ¿Vale la pena reciclar? ¿Qué tan ciertos son estos y otros prejuicios que circulan en los medios de comunicación y durante las conversaciones?
Torres indica que, para entender mejor nuestra relación con el plástico, es necesario entendernos a nosotros mismos. Vivimos alrededor del plástico. Entonces, eliminar el plástico por completo es un sueño imposible.
“La realidad es que estamos llenos de plástico por todos los beneficios que ofrece. No solamente porque es un material barato y es mentira que haya un sector que quiera inundar al mundo de plásticos. Es un material que tiene muchos beneficios, incluso ecológicos, y por eso tenemos tantos elementos hechos de plástico”, comenta.
Para entender cuál es la relación de cada tipo de persona con los plásticos, el experto presentó cuatro arquetipos:
- Eco indiferente: se refiere a individuos que muestran un completo desinterés hacia la conservación del medio ambiente. Manifestaciones de esta actitud se evidencian en acciones como arrojar residuos en vías públicas, playas, ríos y otros ecosistemas. Este comportamiento implica un desapego y falta de responsabilidad hacia las implicaciones ambientales de sus acciones, atribuyendo la solución del problema a terceros.
- Eco radicales: promulgan visiones apocalípticas sobre el futuro del planeta, estableciendo fechas precisas para el inevitable fin del mundo debido a la contaminación. Sostienen que la saturación de plásticos es insuperable y que no existe solución alguna para este problema. Propugnan la prohibición total de ciertos materiales como estrategia primordial para la supervivencia.
Los arquetipos ambientales descritos tienen una ideología en común: la responsabilidad siempre recae en terceros. Los eco indiferentes depositan sus desechos esperando que el personal de limpieza o los sistemas de saneamiento se encarguen, justificándose en el pago de impuestos destinados a estos servicios.
Por otro lado, los eco radicales atribuyen la culpa a múltiples entidades externas: el gobierno, la industria, los otros ciudadanos. En su postura, se identifica una falta de propuestas que conduzcan a la solución, priorizando la identificación de los problemas.
- Eco considerados: la conciencia sobre el problema de la contaminación plástica está presente, así como el reconocimiento de la necesidad y los beneficios de estos materiales en la vida cotidiana. Se entiende que una vida sin ellos resulta casi inconcebible en el contexto actual.
- Eco realistas: representan a aquellos que, además de mostrar consideración hacia el medio ambiente, toman acción. Reconocen la problemática de la contaminación plástica, aceptan la necesidad de estos materiales, y promueven soluciones como el reciclaje.
Ante la creciente preocupación de qué hacer con los plásticos una vez utilizados hay dos caminos: culpar al otro o buscar soluciones y trabajar en ellas. Parte de la solución es racionalizar cada uno de los mitos sobre este material y ofrecer datos claves que permitan entregar información certera y documentada.
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Mito: el plástico es malo y contamina nuestro planeta
Verdad: el mito de la nocividad intrínseca del plástico deja de lado la responsabilidad humana en la gestión de los desechos. Se enfoca en el material como el culpable de la contaminación, sin reconocer el papel del individuo en su disposición incorrecta. En realidad, el plástico aporta muchos beneficios, pero su manejo y disposición adecuada son los verdaderos desafíos.
El uso generalizado del plástico se justifica por sus múltiples ventajas: su ligereza, resistencia, facilidad de transporte, baja huella de carbono en la fabricación de envases, capacidad de resellado, higiene y adaptabilidad. Además, se destaca su total reciclabilidad.
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Mito: es mejor cambiar el envase de plástico por otro material
Verdad: antes de reemplazar el plástico por otro material, es indispensable considerar la huella ambiental del sustituto. No todas las alternativas poseen la misma eficiencia energética o tasas de reciclabilidad.
La British Plastic Foundation señala que la sustitución de empaques plásticos puede resultar en un incremento de peso de hasta 3.6 veces, generando un mayor desgaste de llantas, consumo de combustible y limitaciones en la capacidad de transporte. Adicionalmente, el uso de materiales alternativos puede requerir hasta 2.2 veces más energía y emitir hasta 2.7 veces más gases de efecto invernadero.
A medida que crece la población y sus necesidades, el plástico se ha vuelto un material imprescindible, pero su uso debe ser racional. Se necesita discernir entre plásticos necesarios e innecesarios, evitando su uso en casos como el empaquetado de alimentos que no lo requieren.
El plástico debe emplearse cuando contribuye a la preservación de los alimentos y se puede aprovechar al máximo, evitando su disposición innecesaria.
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Mito: los envases y empaques plásticos son los que más contaminan
Verdad: el plástico se destaca como el material para fabricar envases con la huella ambiental más baja. En México, solo el 13% de los residuos sólidos urbanos se atribuyen a los plásticos. A pesar de que la mayor proporción corresponde a los residuos orgánicos, los plásticos son más visibles, porque son los que flotan en mares y ríos. Sin embargo, si se pudiera explorar el fondo oceánico, se encontraría una variedad de materiales no naturales que también representan un problema ambiental.
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Mito: los envases y empaques plásticos reciclados no son higiénicos
Verdad: se cree que por ser reciclado, es un material que no tiene la misma calidad que la resina virgen. Sin embargo, los plásticos reciclados cumplen con los más altos estándares de calidad y los requerimientos tanto de la FDA en los Estados Unidos, de la Unión Europea y de Mercosur.
Gracias a la tecnología actual, estos procesos no solo están totalmente regulados, sino que también garantizan la seguridad de los plásticos, tanto para usos alimenticios como no alimenticios.
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Mito: las botellas de PET son plásticos de un solo uso
Verdad: las botellas de PET son 100 % reciclables y, en gran medida, ya se reciclan gracias a una industria en crecimiento. El 60 % de los envases de PET introducidos al mercado se recupera para su reciclaje y de estos, el 64 % retorna a ser botellas. Este índice de recuperación muestra un crecimiento constante, con metas de alcanzar el 70 % para 2025 y el 80 % para 2030.
Aunque el reciclaje aún no alcanza el 100 %, ha experimentado un crecimiento considerable. De las 8,000 toneladas de PET recuperadas hace 20 años, ahora se reciclan más de 547,000 toneladas. Por lo tanto, el problema no radica en el PET en sí, sino en su gestión posconsumo.
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Mito: reciclar no sirve de nada
Verdad: el reciclaje aporta beneficios múltiples, como el aprovechamiento de materiales ya existentes, y evita la extracción de nuevos recursos. En el proceso de reciclaje se conserva más agua y energía que al fabricar materia prima nueva. Adicionalmente, se generan empleos verdes en la recuperación, acopio, canalización y transformación de los materiales.
Al otorgar valor a los materiales plásticos a través del reciclaje, se previene su llegada al medio ambiente como residuos. La solución más viable en la actualidad para la gestión de plásticos es el reciclaje, en línea con la tendencia global hacia una economía circular.
Sin embargo, el reciclaje no es la única medida necesaria. Se deben considerar también otras “R” de la Economía Circular, como rechazar plásticos innecesarios, redefinir los plásticos que se producen, reducir lo que no se necesita y aplicar el ecodiseño, pensando no solo en la función del envase al contener un producto, sino también en su función al convertirse en residuo y cómo facilitar su recuperación y reciclaje.
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Mito: en México no se recicla
Verdad: el reciclaje de envases y empaques en México muestra un crecimiento del 200 % en las últimas dos décadas. México se posiciona como líder en el continente en cuanto al reciclaje de PET y ocupa el primer lugar en reciclaje de envases y empaques en general en Latinoamérica.
En el caso del PET, México supera a países como Estados Unidos, Canadá o Brasil, situándose a la par con el promedio de la Unión Europea. Seis de cada diez envases que se envían al mercado en el país, se recuperan para su reciclaje.
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Mito: los plásticos solo pueden reciclarse pocas veces
Verdad: los productos reciclables, como los plásticos, se pueden reutilizar en múltiples ocasiones para fabricar una variedad de productos además de nuevos envases.
En México, se observan casos de éxito en este aspecto. Empresas mexicanas utilizan botellas de PET para producir almohadas, mientras que otras crean calzado a partir de las mismas botellas. Marcas internacionales como Adidas también hacen uso del PET reciclado. La clave es la creatividad y la búsqueda de soluciones efectivas para enfrentar los retos ambientales.
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Mito: al reciclar se gasta más agua y energía
Verdad: el reciclaje permite economizar recursos importantes como el agua y la energía. Al reciclar el PET, por ejemplo, se constata un ahorro significativo en términos energéticos.
Según un estudio realizado por NAPCOR y Franklin Associates, reciclar PET consume hasta un 79 % menos de energía en comparación con la fabricación desde cero. Adicionalmente, se usa menos agua en el proceso de reciclaje de este material. Estos datos refuerzan la relevancia del reciclaje como una estrategia de optimización de recursos.
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Mito: transportar materiales para su reciclaje causa más contaminación que no reciclarlos
La separación desde el origen ayuda no solo a evitar la contaminación con residuos orgánicos, sino también a facilitar la identificación.
Verdad: se produce la misma contaminación al transportarlos a los vertederos, que a las plantas recicladoras o centros de acopio. Además, el material reciclado se junta en un punto de acopio y se transporta en mayores cantidades a la planta de reciclaje, que lo que transportaría un camión de basura a los vertederos.
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Mito: ¿para qué separo mis residuos, si el camión de la basura los mezcla?
Verdad: se desmiente un mito que prevalece en las redes sociales y los medios de comunicación, no solo en México, sino en varios países. Este mito sostiene que los camiones de basura mezclan todos los residuos. Sin embargo, en realidad se lleva a cabo una separación debido a que los residuos tienen valor. Los trabajadores del servicio de limpia colocan bolsas a los costados del camión en las que separan hojalata, cartón, PET, aluminio, otros tipos de plásticos, etc.
Así, la separación desde el origen ayuda no solo a evitar la contaminación con residuos orgánicos, sino también a facilitar la identificación. Una botella de plástico al fondo de una bolsa llena de residuos orgánicos nunca será encontrada y, si está contaminada, no será aceptada para reciclaje.
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Mito: los programas de reciclaje son una amenaza para los recolectores de residuos.
Verdad: lejos de constituir una amenaza para los recolectores de residuos, los programas de reciclaje han generado un valor monetario para los materiales, incentivando la creación de autoempleos, centros de acopio y nuevas empresas.
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Mito: Pero… ¡el reciclaje no es suficiente!
Verdad: aunque se reconoce que el reciclaje aún no es suficiente para resolver completamente el problema de la contaminación ambiental, ya existe un camino claro y un desarrollo significativo en México. La eficacia del reciclaje no se limita a este país, sino que se ha demostrado en varios lugares del mundo.
En el caso del PET y de otros materiales, se evidencia un crecimiento y desarrollo constante de la industria del reciclaje. En países como Japón, con altas tasas de producción y consumo de plástico, se observa un manejo estricto de los residuos por parte de la sociedad, indicando que el problema no radica en el material, sino en lo que se hace con él.
¿Qué podemos hacer para juzgar un empaque o envase?
Antes de emitir un juicio sobre un envase, se deben considerar cuatro factores clave: si el envase o empaque es reciclable o aprovechable y en qué porcentaje; su ecodiseño, que debería ser óptimo tanto para contener y conservar su contenido como para su reciclaje; los recursos naturales y la energía que se emplean en su producción, transporte y durante todo su ciclo de vida.
Además, si bien es esencial que un material sea reciclable, también debe existir un plan de recuperación y acopio para su aprovechamiento. No basta con que un producto sea 100 % reciclable o biodegradable, debe existir la infraestructura y los planes necesarios para garantizar que realmente se recicle, ya que la reciclabilidad de un material representa solo el 50% del esfuerzo, el otro 50% es asegurar su reciclaje.
“Lo que necesitamos de manera general es una mayor educación ambiental. Tal como observamos en el caso de Japón, debemos enseñar a la población, empezando por los más jóvenes, que los residuos no son basura y que realmente tienen un valor. Estos materiales se pueden aprovechar para crear nuevos productos y es crucial que los separemos. Nosotros somos el primer eslabón en este proceso. Si no separamos nuestros residuos, es probable que no se puedan recuperar para reciclar o el camino hacia la recuperación para su reciclaje será muy difícil. Por lo tanto, el primer paso es la educación ambiental. Debemos cambiar, pasar del lado de los arquetipos que se quedan en el problema, al lado de aquellos que no solo ven el problema, sino que ven la solución y lo más importante, trabajan en ella”, explica Jaime Torres, director de comunicación de ECOCE.
Torres también comenta que es fundamental contar con iniciativas y leyes que promuevan la separación de residuos desde su origen. Además, es necesario invertir en infraestructura para mejorar la recolección, separación y reciclaje, así como en los medios de tratamiento de residuos. No basta con que aumente el porcentaje de la población que realiza la separación, si la industria del reciclaje no crece en paralelo.
Es crucial aplicar el ecodiseño en envases y empaques, ya que el diseño del producto debe contemplar su capacidad de ser reciclado, no solo de contener el producto. Estas medidas son el primer paso para fomentar una gestión eficiente y sostenible de los residuos.
“En ECOCE creemos firmemente que, si el beneficio es para todos, la solución también debe involucrar a todos. El problema de la contaminación, no solo por residuos plásticos, sino por todos los materiales, es demasiado grande para que un solo sector, ya sea la industria, el gobierno o la sociedad, pretenda resolverlo por sí solo. Es por eso por lo que creemos en la responsabilidad compartida, en la cual cada parte desempeña su papel. El consumidor debe separar sus residuos y realizar compras responsables, eligiendo envases y empaques que sean reciclables. A su vez, es necesario que la industria se dirija hacia la sustentabilidad, utilizando envases y empaques que sean necesarios y reciclables”, puntualizó Torres.
Plásticos biodegradables. ¿Son aconsejables dentro de una estrategia de sustentabilidad?
Con relación a la pregunta sobre los plásticos biodegradables y su viabilidad en una estrategia de sustentabilidad, Jaime Torres, director de comunicación de ECOCE, comenta que es preferible inclinarse hacia los plásticos reciclables para mejor aprovechar el material.
Explica que existe el riesgo de que las personas podrían confiar en que, al desecharlos, estos se descompondrán mágicamente en vertederos o rellenos sanitarios. Sin embargo, para que un material sea biodegradable de manera rápida y con bajo impacto ambiental, debe estar sujeto a ciertas condiciones específicas.
Por tanto, la opción más segura y promovida por ECOCE es que los materiales sean reciclables, lo que permite aprovecharlos para crear nuevos productos y evitar la extracción de más recursos. De esta manera, se prolonga el valor útil de los materiales.
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