Graciela Sánchez, o Grace, como prefiere que le digan sus compañeros en planta, es una joven de 25 años que transpira pasión por los cálculos de parámetros, procesos y máquinas que forman parte de la planta de Elastómeros de Querétaro, compañía especializada en extrusión y moldeo de piezas de silicón y elastómeros, donde hoy se desempeña como diseñadora de herramentales, y además tiene a cargo los procesos de mejora continua.

En sus redes sociales comparte videos y fotos sobre curiosidades de mecanizado de moldes y procesos, con lo cual deja ver cuánto disfruta de su trabajo.

Desde muy niña Grace se destacó por su inmensa curiosidad para aprender y entender el funcionamiento de las cosas, cuando acompañaba a su papá, tornero certificado, a hacer sus trabajos.

“Yo lo acompañaba y lo veía trabajar. Me gustaba escuchar cuando la gente le pedía apoyo en diferentes proyectos y trataba de comprender lo que se requería hacer en cada caso. Al crecer elegí carreras más o menos similares con ese tema. Estudié Programación y cuando me tocó la universidad escogí el enfoque de metalmecánica. Me gusta manufacturar y crear. El mundo de los plásticos ha sido un reto para mí, pero lo disfruto mucho. Cuando veo moldes especializados, como los tipo sándwich o los que rotan, me empiezo a cuestionar cómo se crean las cosas, y ya empiezo a ver todo diferente”.

Esa curiosidad y esa inquietud por aprender hicieron que Grace dejara su casa familiar en Hidalgo para buscar en Querétaro nuevas oportunidades laborales en temas de manufactura, y así llegó hace cuatro años a Elastómeros de Querétaro, en donde gracias a ese espíritu de querer ir siempre más allá, ha cosechado una trayectoria en ascenso, que inició en mantenimiento y que ahora le ha permitido desarrollarse en tareas de mayor especialidad, como el diseño de moldes.

“Agradezco a mis jefes por darme la oportunidad. Llegó el momento en el que me acerqué a ellos y les dije que quería crecer más y aprender nuevas cosas, y me lo permitieron. Me involucraron en los procesos de mejora continua, en los que he podido aprender un poco de las diferentes áreas.”

Grace culminó sus estudios de ingeniería metalmecánica en la Universidad Tecnológica de la Huasteca Hidalguense, y ha tenido la oportunidad de tomar varios cursos en el Instituto Queretano de Herramentales, donde recientemente terminó el diplomado de Moldes y Procesos de Inyección. Ella, además, sigue estudiando por su cuenta de forma autodidacta sobre temas técnicos e idiomas, porque busca continuar su proceso de desarrollo.

No siempre ha sido fácil para ella romper ciertos prejuicios relacionados con su edad, pero hoy también ayuda a chicas aún más jóvenes que ella, que apenas llegan a la planta.

“Entró una chica nueva a mantenimiento, y me hace mucha ilusión apoyarla porque son actividades que yo hacía antes, cuando recién entré. Me he acercado a ella para orientarla y motivarla a que siga estudiando, porque si esto le gusta, lo más importante es que siga aprendiendo”.

Al recorrer la planta de Elastómeros de Querétaro también tuvimos la oportunidad de conocer a Sandra Gutiérrez Chávez, jefe de planeación y control de herramentales y quien tiene una historia fascinante. Aunque ya lleva más de veinte años entre fierros y herramentales, su carrera inició en el área de recursos humanos de una empresa de manufactura en Ciudad de México.

Allí comenzó a conocer los diferentes procesos y a interesarse en ellos, al punto de que cuando buscaba candidatos para una vacante de entrada en el área, decidió acercarse a su jefe y decirle que ella quisiera postularse. Encontró apoyo a la iniciativa y así comenzó una carrera de especialización en el sector de moldes, que la ha llevado a acumular experiencia en importantes empresas automotrices y de bienes de consumo.

Su curiosidad por los temas de manufactura no solo la lleva al plano laboral, sino también en casa. Nos contó una historia muy curiosa de cuando su hija era pequeña y deseaba con todas sus fuerzas una gelatina con la forma de las caricaturas de Monster High para su cumpleaños. Luego de recorrer todas las tiendas y no encontrar un molde de esas características, Sandra decidió fabricar su propio molde en casa. Tomó la muñeca de su hija para copiar la forma, y con la ayuda de una parrilla para calentar tortillas, unos ganchos, una lámina de plástico y una aspiradora, fabricó un molde para termoformado que sirvió para cumplir el deseo de su hija.

“Todo lo que tiene que ver con moldes y transformación de plásticos me parece increíble y, además, cómo iba a dejar a mi hija sin su gelatina en una fecha tan especial”.

Desde hace poco menos de un año, Sandra asumió el reto de estar al frente del taller de moldes de Elastómeros de Querétaro, donde ha encontrado un lugar para desarrollarse y apoyar a la empresa en nuevos proyectos relacionados con el moldeo por inyección.

Puede decirse que el apoyo a las mujeres en su desarrollo profesional viene desde los orígenes de la cultura organizacional de la empresa. De eso da cuenta Rosalba Nava, coordinadora de producción e hija del fundador de la compañía.

“La cultura de emplear a las mujeres está desde el inicio de la fábrica hace más de 25 años. Mi padre, que es el dueño, siempre ha estado muy abierto a apoyar el desarrollo de las mujeres. A sus hijas siempre nos dio la oportunidad de venir y conocer todos los procesos y aprender. Fui a la que más le gustó la industria y ya me quedé aquí trabajando”.

Rosalba ha trabajado en diferentes áreas de la compañía. Inició en las áreas de calidad, seguridad y después incursionó en formulación de materiales y producción, el área que más disfruta. “En mejora continua el trabajo es dinámico. Trae un reto diario, que da la oportunidad de optimizar los procesos de toda la planta”.

De acuerdo con Rosalba, el mayor porcentaje de empleados de la planta es de mujeres, no porque se busque hacerlo de esa manera, sino que se ha dado de forma espontánea.

“Inclusive, varias de las gerencias son ocupadas por mujeres, algo que no es tan común en otras empresas”, comenta. La directiva destaca que encuentran en las mujeres gran compromiso hacia la compañía, lo que resulta muy benéfico para evitar la rotación de personal.